“No
siempre es fácil descubrir «el fuego evangélico en las cenizas de nuestra
crisis religiosa», ni, menos aún, trasladarlo sin pérdidas para que se encienda
de verdad, iluminando y calentado, en el hogar de la cultura actual…
El
nuevo paradigma propende a una
cierta iconoclasia para afirmar su razón, y en demasiadas ocasiones puede
resultar injusto con el otro, no viendo en él más que las cenizas que recubren
el fuego de su intención genuina. El viejo
paradigma no se resigna a abandonar los antiguos esquemas y acude
fácilmente a la descalificación, confundiendo con demasiada facilidad las
cenizas con el fuego, viendo en el cuestionamiento de la teología una
amenaza para la fe”.
(Andrés
TORRES QUEIRUGA)