"Uno de los pecados de toda religión es el colocar como norma y realidad última las leyes, las doctrinas, las tradiciones y los cánones; olvidando de golpe que el centro de toda experiencia religiosa es única y exclusivamente la vida de todo hombre y de toda mujer. No podemos olvidar que la única norma para un cristiano es el amor a Dios y el amor al prójimo... Nuestra salvación no depende de mediaciones externas, ni de prácticas rituales fijadas por las autoridades religiosas. El amor que Jesús vivió nos indica que el camino es otro".
(Diario Bíblico 2014)
"La vida religiosa no es esencial para la Iglesia. Por esto puede concederse el lujo de responder con libertad a las situaciones del mundo que gritan en busca de redención. No tenemos que portarnos como monaguillos del sistema eclesial. La Iglesia merece nuestro amor adulto y no un servilismo infantil. Ni las estructuras eclesiásticas ni las tradiciones petrificadas de la vida religiosa tienen que definir nuestro ser y nuestra acción. Esto lo define la docilidad de sintonizar nuestro actuar con el actuar de Jesús".
Martha Zechmeister
Selecciones de teología 205