El segundo capítulo de VIDA cuenta la adolescencia y primera juventud de Teresa, amistades , peligros y colegio. Cuenta el paso de Teresa a través de sus años de adolescencia, y lo hace en dos tiempos o momentos: primero en el hogar y luego fuera de él. Recoge más o menos de los 13 a los 15 años de Teresa, que en el siglo XVI no era tan diferente como vemos a lo que supone hoy el paso por la adolescencia y la juventud, a pesar de que son sociedades y contextos muy diversos. Teresa echa en falta la figura materna, y empieza a ceder, como es habitual, a influjos exteriores: parientes y amistades. También habla de lecturas que le distraían el entendimiento. Todo lo anterior va creando un clima negativo a ojos de su padre, quien, llegado un momento, decide intervenir y enviar a Teresa a un colegio o internado que tenían unas monjas en la misma ciudad de Ávila.
Así Teresa abandona por vez primera la casa paterna y se abre a una nueva realidad, nuevo ambiente, nuevas amistades, nuevos horizontes. El valor de la amistad supone parta Teresa un sendero útil para descubrir un nuevo sentido para su vida, para despertar a nuevos interrogantes interiores, y para alumbrar también su camino vocacional.
ESQUEMA:
-Números 1-6: Factores de la crisis. Lecturas y doña Beatriz, los primos, la prima, las criadas.
- Números 6-10: Recuperación, superación del desasosiego, el amor de su padre, y su decisión de alejarla de la casa. Vida y amistades nuevas en el colegio. Encuentro con una buena maestra.
- A lo largo de todo el capítulo Teresa hace pausas de reflexión alternadas con el relato.
CRONOLOGÍA: Entre 1529 y 1532.
Si el capítulo primero hacía el lugar de Génesis creacional en la historia de Teresa, el segundo vendrá a referirnos lo que Génesis 3, la tentación y la caída. Teresa enumera los errores cometidos en esa etapa de su vida, y reconoce al mismo tiempo algunos elementos positivos para el crecimiento adecuado de la persona. Otra vez señalamos aquí que el relato de Teresa no es mera historia recordada, sino revisada e interpretada a la luz de la fe, y por eso adquieren los acontecimientos un nuevo significado desde el momento de madurez, humana y espiritual, que la autora vive. Algunos de los errores que Teresa se apunta son propios de la edad que tenía Teresa en aquel entonces, y propios también del proceso de maduración de todo ser humano.
Lo importante es que los acontecimientos le hacen recobrar aquel deseo de verdad, abriéndola a nuevas experiencias.