“Ahora vengamos a hablar cuáles serán las almas que entran a las segundas moradas y qué hacen en
ellas… Es de los que ya han comenzado a tener oración y entendido lo que les
importa no quedarse en las primeras moradas, mas no tienen aún determinación
para dejar muchas veces de estar en ella, porque no dejan las ocasiones, que es
harto peligro. Mas harta misericordia es que algún rato procuren huir de las
culebras y cosas emponzoñosas, y entender que es bien dejarlas. Estos, en
parte, tienen harto más trabajo que los primeros, aunque no tanto peligro,
porque ya parece los entienden, y hay gran esperanza de que entrarán más
adentro”.
“Seguimos en las segundas moradas… y éstos entienden los
llamamientos que les hace el Señor; porque, como van entrando más cerca de
donde está Su Majestad, que es muy buen
vecino, y es tanta su misericordia y
bondad, que aun estándonos en nuestros pasatiempos y negocios y contentos y
baraterías del mundo, y aun cayendo y levantando en pecados… con todo esto,
tiene en tanto este Señor nuestro que le queramos y procuremos su compañía, que
una vez u otra no nos deja de llamar para que nos acerquemos a Él; y es
esta voz tan dulce que se deshace la pobre alma en no hacer luego lo que le
manda…”.
Santa Teresa
Segundas Moradas