“Pongamos los ojos en Cristo, nuestro bien, y allí aprenderemos
la verdadera humildad, y en sus santos, y se ennoblecerá el entendimiento, y no
hará el propio conocimiento ratero y cobarde; que, aunque ésta es la primera
morada, es muy rica y de tan gran precio, que si se escabulle de las sabandijas
de ella, no se quedará sin pasar adelante. Terribles son los ardides y mañas
del demonio para que las almas no se conozcan ni entiendan sus caminos”.
Santa Teresa
Primeras Moradas