" En lo que está la suma
perfección, claro está que no es en regalos interiores ni en grandes
arrobamientos ni visiones ni en espíritu de profecía; sino en estar nuestra
voluntad tan conforme con la de Dios, que ninguna cosa entendamos que quiere,
que no la queramos con toda nuestra voluntad, y tan alegremente tomemos lo
sabroso como lo amargo, entendiendo que lo quiere Dios. Esta fuerza tiene el
amor, si es perfecto: que olvidamos nuestro contento por contentar a quien
amamos".
(Teresa de Jesús, Fundaciones)