Habitualmente hacemos
hincapié en la contraposición entre Dios y el hombre, siempre una realidad
opuesta a la otra; podemos preguntarnos
por qué fijarnos más en lo que les diferencia y no en las semejanzas. Partiendo del camino que hizo Dios para acercarse al ser humano, ¿Por qué no presentar más claramente el camino que lleva al ser humano hasta Dios?
¿Por qué tan a menudo
para nosotros la “perfección” suena a renunciar a la vida, a vivir menos, como
si la vida no fuera también don de Dios y vía de crecimiento espiritual?.
De la creación y de
este cuerpo que somos, dijo Dios que eran buenos. Y el demonio, tercer elemento
de la tríada clásica, está sujeto a Dios, no es un Dios malo a la par de uno
bueno. Dios es sólo uno.
La palabra
“mortificar”, tan usada por San Juan de
la Cruz significa fundamentalmente “poner en orden”.