"La transmisión de la fe como el
traspaso de una herencia, un
depósito de ideas, valores, normas y prácticas, que sus
destinatarios no tendrían más que recibir o encajar, ya no funciona.
Transmitir la fe requiere experiencia, es educar a la persona en la
experiencia de Dios. ¿Somos conscientes de que el carisma teresiano
consiste precisamente en vivir y comunicar la experiencia de Dios (CV
20,3-6)?".
(Congreso de Espiritualidad OCD, México 2013)