"Vinieron
a mi noticia los daños de Francia y el estrago que habían hecho estos
luteranos… y como si yo pudiera algo o fuera algo, lloraba con el Señor y le
suplicaba remediase tanto mal. Parecíame que mil vidas pusiera yo para remedio
de un alma de las muchas que allí se perdían. Como me vi ruin e imposibilitada
de aprovechar en lo que yo quisiera en el servicio del Señor, y toda mi ansia
era, y aun es, que pues tiene tantos enemigos y tan pocos amigos, que ésos
fuesen buenos, determiné hacer eso poquito que era en mí, que es seguir los
consejos evangélicos con toda la perfección que yo pudiese… confiada en la gran
bondad de Dios que nunca falta de ayudar a quien por Él se determina a dejarlo
todo". (Camino)
Santa Teresa